Hacia la sostenibilidad urbana: ¿nos sirve la proyectada para la Expo-2027 por el Ayuntamiento de Málaga?
CARMEN MOLINA CAÑADAS
¿Son compatibles ambos diseños de ciudad? ¿El que se plantea de arriba a abajo, -que aplica el equipo de gobierno del PP-, con el que aspiran a disfrutar vecinas y vecinos, es decir, la que se planifica nutriéndose de abajo a arriba, y que contempla la participación ciudadana real en el diseño?
Málaga, de ser una ciudad de tamaño medio que ofrecía bastantes comodidades a sus ciudadanas, ha acabado derivando con el paso de los años y de la gestión neoliberal del actual gobierno municipal, en otra que a duras penas se reconoce. A golpe de especulación, destrucción del patrimonio arquitectónico, cultural y natural, ha devenido en una ciudad inhóspita para quienes la habitan, cuyo diseño y planificación urbana responden a la aspiración de aumento permanente de los datos que la hagan crecer, pero no en sostenibilidad, habitabilidad o vida orgánica que la haga recuperar los lazos comunitarios que se han ido perdiendo. No en eso. De momento sigue respondiendo exclusivamente a la cotización en los mercados especulativos, basando su «desarrollo» solo en estándares económicos al margen del bienestar de quienes la habitan, y aumentando los niveles de desigualdad entre unas zonas y otras de la ciudad.
Esta situación no es muy diferente al de otras ciudades, especialmente en el litoral mediterráneo, que también han usado su suelo como materia prima especulativa.
El Ayuntamiento de Málaga aspira a continuar por la senda trazada los últimos años, dependiente del turismo (del tipo que sea) con la consecuente masificación y problemáticas asociadas. Esto significa también, que hay, asociados a esta masificación turística, abusos y explotaciones de su entorno y área metropolitana que consecuentemente se degradan, junto a la propia degradación urbana. Esta situación corre paralela a la expulsión de los que habitaban el casco histórico y de los barrios adyacentes, en un proceso gentrificador que no se detiene. El alcalde de Málaga, ha ejercido su cargo sin consensos, sin atender a los afectados por sus políticas municipales y alimentando el uso especulativo de la ciudad. Su proyecto de ciudad, afirmo, es dañino para la población que la habita.
Tras años anunciándolo, finalmente se ha presentado la candidatura de Málaga para organizar la Expo-2027 con el título: «La era urbana. Hacia la ciudad sostenible», y ha sido apoyada por el Gobierno. En teoría, el proyecto pretende reflexionar en torno al desafío de hacer compatibles el crecimiento demográfico y el desarrollo urbanístico con la protección del medio ambiente. La cuadratura del círculo para la que el modelo neoliberal del Ayuntamiento tiene una solución bien diferente a la que proponen muchas organizaciones sociales y ecologistas, por lo que presumo habrá polémicas continuas hasta 2027. Lo que se propone desde el consistorio, es el avance de la ciudad insostenible en el que ha insistido en los últimos años el gobierno local. Son muchos los malagueños y malagueñas que lo denuncian, con cada estropicio urbanístico que culmina, frustradas y decepcionados con la ciudad que se sigue transformando en la antítesis de la ciudad sostenible.
Dice Jesús Jurado en su reciente libro «La generación del mollete»: «…veinte años después del 92…el antiguo recinto de la Expo de Sevilla es una localización envidiable para cualquier distopía posmoderna. Entre aceras cuarteadas devoradas por matorrales asoman tapas de alcantarilla con el logotipo de la Expo 92. El pabellón de España se ha convertido en un parque temático que, por si fuera poco, acaba de aplicar un ERE a sus empleados. El Pabellón del Futuro que un día mostrara con optimismo los avances tecnológicos que iban a frenar el deterioro ambiental es ahora un amasijo de ruinas que la vegetación ha devuelto a su estado natural y del cual emerge un cohete espacial abandonado. La antigua estación de monorraíl ha devenido un monumento al óxido. La de la telecabina ha sido recientemente rehabilitada…como parque de barrenderos».
«Descubro todas esas joyas de la arqueología posindustrial…En el extremo que linda con Triana se está levantando un rascacielos, aunque existen dudas sobre si el proyecto tiene sentido, una vez que el banco que lo planeó como sede ha quebrado, se ha rescatado con fondos públicos y ha sido absorbido por La Caixa… Compruebo que casi todo el mundo conserva buenos recuerdos de la Expo y nadie niega que transformó la ciudad para siempre, pero la sensación de que todo aquello fue un espejismo de progreso y un festival de promesas incumplidas también es prácticamente unánime».
Pues bien, la propuesta de la Expo 2027 presentada por el Ayuntamiento de Málaga y que será evaluada por un comité a finales de este mes de septiembre, no solo reproducirá lo acontecido con otras exposiciones universales, como la citada del 92 en Sevilla, incompatible con la sostenibilidad, y en un contexto en el que es inasumible el derroche de fondos públicos (tanto procedentes de Europa como del gobierno o de la propia ciudad) teniendo en cuenta las perentorias necesidades que habrá que cubrir para mantener coberturas sociales y políticas climáticas que ya son impostergables.
El dossier de la candidatura es una declaración de intenciones donde se aplica con insistencia la terminología eufemística para pintar de verde un proyecto, que contempla una inversión en infraestructuras de todo tipo, especialmente las de movilidad insostenible de vías de alta capacidad, soterramientos de vías en el casco central de la ciudad, un elevado porcentaje de aparcamientos, algunos también soterrados en el centro, etc… de mas de 1.049 millones €. Y apenas 150.000 € para la movilidad ciclista (0´001 % del total). En fin, todo un canto a la insostenibilidad que difícilmente puede venderse como «sostenible» porque no lo es, ni económica, ni social ni ambientalmente.
Otra cuestión que se pasa por alto, es la ubicación y características de los suelos donde se desplegará el evento. Son suelos que durante muchos años albergaron un uso industrial, conocidos como los terrenos del Amoniaco y que, se admita o no, se sabe que tienen «indeterminados» niveles de contaminación. Los 285.000 m2 que conforman los terrenos de Cortijo Merino llevan una larguísima tramitación en la Gerencia Municipal de Urbanismo. Es la zona por la que dicen que crecerá la ciudad en los próximos años y donde se planea la construcción de un barrio de 1.250 viviendas, cuyo plan de urbanización dicen que requiere una inversión de 24,17 millones €. La Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta concedió, tras un acuerdo de la delegación territorial, la Autorización Ambiental Unificada que solicitó la empresa que se hará cargo. Dejo en suspenso el análisis de si esos terrenos están en el inventario de suelos contaminados de Andalucía, porque no los he encontrado.
Finalmente hay que decir, que son muchos los colectivos de la ciudad y de toda la provincia que dudan de los beneficios para el grueso de la población, mas allá de los que reviertan en los implicados en la organización de la Expo y en la construcción de infraestructuras para la misma.
Lo sensato es entender el contexto en que estamos, analizar la realidad del mismo para tener un adecuado diagnóstico de la situación de vulnerabilidad y abordar políticas climáticas que son políticas de supervivencia, de justicia ambiental y social y no dejarnos arrastrar por la tendencia actual que no permitirá que se cumpla con el «desarrollo sostenible», esa expresión que el Informe Brundtland acuñó en 1987: El desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones. Si queremos ciudades sostenibles tendremos que saber cómo conseguirlas y eso no pasa por eventos como la Expo 2027 que pretende el Ayuntamiento de Málaga.
Fuente: Publico.es
Hacia la sostenibilidad urbana: ¿nos sirve la proyectada para la Expo-2027 por el Ayuntamiento de Málaga?